Desde muy niña notaba que había en mí ciertos aspectos o condiciones distintas que me permitían ver cosas que quizás otras personas no veían, aunque obviamente, en ese momento no sabía de qué se trataba ya que en mi familia de este tipo de temas no se hablaba.

Recuerdo que en una revista semanal de aquella época habían regalado un mazo de tarot, sentía mucha curiosidad y me deslumbraban todas sus imágenes, símbolos y colores.  Me sentaba todas las tardes en la cama de mi mamá y jugaba horas y horas con ellas, ya que lo que luego supe era algo realmente serio y por lo que había que tenerle un inmenso respeto, en ese momento para mí era solamente un juego.

Sabía que todo eso debía significar algo, pero en aquel entonces me era completamente imposible descifrarlo.

Fueron transcurriendo los años y aquello que inconscientemente tenía incorporado en mí se fue potenciando cada vez más, comencé a comprarme libros relacionados a temas esotéricos y fui autodidacta hasta que todo esto me atrapó completamente.